Sudán del Sur

En este mundo globalizado hay barbaridades que parece que si no salen en los medios de comunicación, no existen. Desde el primer mundo, estamos tan acostumbrados a pensar que en África existe hambre y miseria, que no nos llama la atención cualquier episodio de este tipo. Una de esas barbaridades humanas es la tragedia que está viviendo Sudán del Sur, un país nuevo con cuatro años de vida, que sin embargo, lleva los últimos dos embarcado en una guerra civil. Del excelente reportaje de Javier Ayuso sobre este país en EL PAÍS SEMANAL del 12 de julio, uno se queda estupefacto ante la barbarie y la sinrazón humanas que asolan esa zona del continente africano. Y no me explico cómo un país después de luchar tantos años para independizarse de su homónimo del norte y conseguir su independencia, tira por la borda todo lo conseguido y vuelva entre sus mismos habitantes a la maldita guerra entre etnias, ahí en Sudán del Sur ente los dinka y los nuer, como antes lo fueron entre los tutsis y los hutus en Ruanda. Siempre es lo mismo. El mundo es una rueda que da vueltas y vueltas, repitiendo y no aprendiendo a vivir en paz. 

La población sobrevive y malvive en campos de refugiados gracias a la ayuda humanitaria de la ONU (cascos azules) y otras organizaciones no gubernamentales pensando que esa ayuda no terminará nunca. No te explicas cómo es posible que tengan dinero para armas y no para alimentar a su población. Mientras tanto alguno continúa tejiendo la red de pescar para tenerla lista cuando llegue la paz y pueda pescar percas en el Nilo. Pero, ¿cuándo llegará la paz? ¿Llegará la paz o llegará la victoria como en Las bicicletas son para el verano? ¿cuándo llegará el día en el que el color de la piel no sea más importante que el de los ojos y no sigan las guerras?