Tal día como hoy hace 47 años, el 18 de octubre de 1968, el estadounidense Bob Beamon saltó 8,90 m en la final de salto de longitud de los Juegos Olímpicos de México superando en 55 cm la plusmarca anterior en esa disciplina. Fue en su momento el llamado salto del siglo. Se pensaba que quedaba para la historia porque nadie conseguiría batirlo. Se dijo que era un récord del siglo XXI. Ese salto se convirtió en su momento en el récord más duradero del atletismo con 23 años, (en esta disciplina ya no lo es) y fue considerado por el Sports Illustrated como uno de los cinco mejores momentos del deporte del siglo XX.
El récord de Bob Beamon perduró hasta que, el también estadounidense Mike Powell, lo batió con un salto de 8.95 m el 30 de agosto de 1991, en la final de salto de longitud de los Mundiales de Atletismo de Tokio, en el probablemente mejor concurso de salto de longitud de la historia del atletismo en un duelo memorable con el gran Carl Lewis, que "sólo" pudo hacer 8.87 m (hizo también 8.91 con viento favorable de + 2 m/s). Desde entonces, y han pasado ya más de 24 años, nadie ha osado saltar más de 8.95. La barrera de los nueve metros queda lejana.
La marca que estableció Bob Beamon en 1968 sigue quedando para la historia como la segunda mejor marca mundial de todos los tiempos y el récord olímpico de la disciplina de salto de longitud. Fue un salto histórico que marcó época. Beamon hasta entonces había saltado 8.33. Y ese salto pilló por sorpresa hasta a los jueces, que no disponían de material para medirlo y su medición se retrasó hasta que apareció el nuevo récord en el marcador manual.
Sin duda, un momento histórico en la historia del deporte que hoy rememoramos al cumplirse 47 años.
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