Roy Batty

Roy Batty
Roy Batty

domingo, 1 de noviembre de 2015

Don Tancredo y Narciso

He aquí dos señores que se mantienen en sus trece, inasequibles al desaliento, inamovibles en sus respectivas posiciones, en enroque largo, como se diría en ajedrez. Uno ha hecho del tancredismo, el no hacer nada, el no proponer nada su postura favorita en el tema catalán durante toda la legislatura que ahora termina. Y el otro, repleto de egolatría y narcisismo, ha hecho del referéndum y del derecho a decidir la solución de todos los males. Vayamos por partes.



Ante el órdago soberanista que plantean las fuerzas independendistas catalanas cada uno reacciona a su manera, cada uno hace la guerra por su cuenta y cuenta el cuento según le conviene. Esto es España, señores. Imposible ponerse de acuerdo en algo.

En los albores de la democracia española, hace ya casi cuarenta años, el incombustible Giulio Andreotti, en una visita oficial que realizó a España como primer ministro italiano, una de las tantas veces que presidió el gobierno italiano, cuando le preguntaron sobre la situación política española, él arguyó: Manca finezza. Falta finura y sigue faltando finura hoy en día para abordar las situaciones complicadas. Hace falta tacto, inteligencia, mano izquierda para caminar. Somos un país de contrastes, o todo o nada, no hay término medio.

Por eso cuando uno ve una foto tan rara como la señalada al principio, se da cuenta que hemos evolucionado muy poco desde el régimen del 78, como uno de los contertulios habla despectivamente del régimen democrático. Cada uno se enroca en sus posiciones y de ahí no se mueve. Es como estar hablando con un frontón, con una pared.

El señor Iglesias, que venía a esto de la política a asaltar los cielos, se está disolviendo como un azucarillo, cada vez que salen encuestas, tal vez porque ya cansa y nos sabemos su discurso de memoria. Plantear en estos momentos con la que está cayendo en Cataluña, un referéndum de independencia es abrir la caja de Pandora, es abrir la caja de los truenos, es dar carta blanca a la autodeterminación de quién quiera. ¿Con qué porcentaje se considera un territorio independiente? ¿Quién sería el próximo que llamaría a la puerta si se accediera a plantear un referéndum en Cataluña? ¿El País Vasco? ¿Y Teruel también puede plantear un referéndum de autodeterminación por sentirse desprotegido? ¡O Soria! Esto es una locura.

Esto no puede convertirse en la casa de tócame Roque como pretende Narciso Iglesias ni tampoco hacer como si no pasara nada como hace Tancredo Rajoy. Sus propuestas, tanto de uno como de otro, ya vimos el eco que tuvieron en las últimas elecciones catalanas, donde ambos partidos son marginales en el Parlamento catalán con 11 diputados cada uno. Tampoco es que el PSC esté para tirar cohetes. Su ambigüedad ha hecho que alcance las más bajas cotas de apoyo de su historia. Circunstancia ésta que ha aprovechado con calculada inteligencia, el yerno favorito de toda madre, el novio en la boda, el niño en el bautizo o el muerto en el entierro, el omnipresente señor Albert Rivera.

Habrá que proponer algo, señores. Habrá que reformular un nuevo sistema de financiación autonómica donde todos se sientan a gusto. Al final, el problema catalán se reduce a dinero. Borrell no sé si cifraba el agravio catalán en unos 5000 millones de euros. Y por este dinero, ¿se quieren separar de España?

Es obvio que el independentismo se ha echado al monte y ya se han puesto en plan rebelde, en el que les da igual lo que les digan de Madrid por parte de los Tribunales. Artur Mas bastante tiene con abrazarse a la estelada para tapar las vergüenzas que ahora estamos conociendo de los Pujol y Convergencia a lo largo de todos estos años. Y no duda en aliarse con el mismísimo diablo catalán, llámese Junqueras o Baños con tal de desvíar la atención de los casos de corrupción que le asolan. El objetivo de la independencia tapa toda la miseria física de la sociedad catalana. Tapan la pobreza de los comedores, los recortes en educación, en sanidad, en servicios sociales. La estelada todo lo tapa porque alcanzar la independencia terminará con todo lo malo. Este es el mensaje único repetido por activa y por pasiva por estos señores que han alcanzado un 47% de sufragios.

La prueba de que se han echado ya al monte, es que la señora Forcadell, que ha sido elegida esta semana como presidenta del Parlamento catalán, ha terminado su alocución con un Visca la República catalana. ¿Dónde está aquí la neutralidad que debe reinar en todo presidente de parlamento que se precie? Estos ya no guardan las formas. Van directos al objetivo. Les importa un comino lo que les digan de las instancias judiciales de Madrid. Están dispuestos a desobedecer todo.

Ante este panorama conviene actuar con finura, tacto e inteligencia. Hace falta otro Pacto de la Moncloa que reúnan a todas las fuerzas políticas que estén de acuerdo sin ambages en mantener la unidad del Estado. Hace falta una foto de unidad ante el órdago independentista catalán. Ante un estímulo provocador, una respuesta inteligente. La Constitución es tan sumamente abierta y flexible que permite todo tipo de interpretaciones del 155 y no hace falta recurrir al radicalismo de los tanques y el ejército en la calle como quieren algunos del gobierno (ministro de Defensa) o algún iluminado de la tele de los obispos. El 155 es mucho más ágil y flexible. Que desobedecen una orden, retiro una competencia a la Comunidad y la asume el Estado. 

Para los tanques no está el 155, está el 116 con la declaración del Estado de Sitio. Ese sería el punto límite y final de la intervención del Estado en una Comunidad Autónoma.

¡Señores, manca finezza!

No hay comentarios:

Publicar un comentario