El F.C. Barcelona le pegó una paliza ayer al Real Madrid en el llamado Clásico disputado en el Santiago Bernabéu por cero goles a cuatro. Tremenda exhibición de cabo a rabo, de principio a fin del conjunto blaugrana que manejó todos los tiempos del partido y dejó sin argumentos al equipo de Benítez. Fue una auténtica lección táctica la que se vio ayer de Luis Enrique a Rafa Benítez. A mi me da que éste último no se come el turrón.
El Real Madrid sacó de inicio la alineación políticamente correcta, la de la BBC para tratar de agradar al respetable. Pero lo que tenía que haber sacado es la alineación correcta sin más, es decir, los once mejores jugadores que tuviera en ese momento. No puede ser que alinee a un tipo como Benzema que lleva más de un mes sin jugar por lesiones y tribunales de por medio. O igualmente a señores como James que llevaba también mucho tiempo sin jugar. Y dejó fuera a gente que venía jugando habitualmente como Isco o Casemiro. Benítez eligió lo políticamente correcto a lo correcto. Y este fue su gran fallo.
En el F.C. Barcelona, sin embargo, sorprendió su racionalidad. No sacó de principio a Messi, sino que Luis Enrique optó por los hombres que venían jugando habitualmente, optó por un 4-4-2, lo que le dio de inicio una superioridad evidente en el medio campo, con un magistral Iniesta, un soberbio Busquets y un excelente Sergi Roberto, un chico que crece a pasos agigantados y se mereció como nadie la titularidad en el clásico. Sabiendo como estaba su equipo, Luis Enrique le ganó la partida desde el principio a su colega Benítez.
El Barça tenía el partido controlado, cuando quería apretaba, robaba en medio campo y en pocos pases se plantaba en el área rival con la delantera mortífera Neymar-Luis Suárez. Era increíble el dominio de la situación que tenía ante un rival que parecía de Segunda B, que no las veía venir por ningún sitio. Me asombró la sensación de seguridad y dominio que dio el Barça de principio a fin. Creo que marcó cuando quiso, templó cuando quiso y apretó cuando quiso. Es que jugaban al tran tran, dominando la situación insultantemente. Es que le podían haber hecho un siete al Madrid si hubieran querido. Lo trataron como a un pelele y en su propia casa. Fue una humillación total.
Y para colmo, les metieron 3 en cincuenta minutos y sin Messi en el campo. El argentino disputó sólo 35 minutos y tampoco quiso hacer mucha sangre. Venía de estar sin jugar casi 2 meses y no era cuestión de darlo todo porque el match estaba ya sentenciado cuando salió. ¿Dónde están todos esos agoreros que decían que el Barça sin Messi estaba perdido? La sensación que dio ayer el conjunto blaugrana fue de una superioridad tremenda y si sigue por esa línea, está todo decidido. Es evidente que las lesiones les merman, pero no hay mal que por bien no venga, porque las lesiones están permitiendo rotar bien al Barça y no cargar con muchos partidos a jugadores que antes jugaban todo. Es curioso. Cuando en enero puedan contar con Arda y Aleix Vidal reforzarán su fondo de armario y les vendrá de perlas.
Respecto al Madrid hemos visto lo que llevo diciendo mucho tiempo: la megalomanía de un presidente que entiende el club a golpe de talonario. Muchas estrellitas pero ningún equipo. Creo que Ramos está sobrevalorado, para mí es un defensa del montón, que va de estrella y es un chulo prepotente. Isco tiene que aprender a contener su rabia e impotencia. Ya le han expulsado dos veces después de ir perdiendo por 4-0. Cristiano se ahoga en su propio ego, debe estar muriéndose de rabia, no ve más allá de él. Un poquito de humildad le vendría bien a este equipo. Pero joder estamos pidiendo humildad a un equipo en el que está Cristiano Ronaldo y Florentino Pérez es el dueño. Estamos pidiendo peras al olmo. Hasta hace cuatro días como quién dice, los sabios analistas madridistas enaltecían las virtudes del equipo de Benítez y lo colmaban de elogios. Después de lo del PSG, Sevilla y ayer Barça, todo esto ha desaparecido. Los mismos que elogiaban a Benítez ahora lo defenestran y ya lo han condenado. Bueno, ni tanto ni tan calvo. No hay que ser excesivamente elogioso ni echar a los leones a la primera de cambio.
Somos un país de blancos y negros. No tenemos término medio. Tan pronto un día estás en la cúspide como al siguiente estás muerto. Y no se trata de eso. Esto del fútbol es muy largo y la vida da muchas vueltas. ¡Cosas veredes, amigo Sancho!
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