Inteligente comentario el que hace Millás (EL PAIS SEMANAL del 9 de agosto) de la foto en la que se ve a Alberto Garzón y a Pablo Iglesias sentados juntos en un sofá. Probablemente quien se quede con Marx, Lenin o Trotski sea Garzón puesto que Iglesias es transversal y se adapta a todo.
Esta historia yo la identificaría con el mito de Narciso. Cuenta la leyenda que la ninfa Eco, dada su locuacidad, fue condenada por Hera a reproducir la última sílaba de todo lo que se dijera a su alrededor. Para completar su desdicha, la ninfa se enamoró de Narciso, bello hijo de la ninfa Liríope. Narciso la desdeñó, tras lo cual ella se consumió de pena en su cueva. Pero Némesis, al ver esto, decidió castigar a Narciso. Hizo que éste al ver su imagen reflejada en las aguas, el joven se enamorara de sí mismo, y murió admirándose en las aguas.
Ahora se trata de enlazar a cada uno de los del sofá con el personaje al que representan. Garzón corre a echarse en brazos de Iglesias y éste, altanero y egocéntrico, le rechaza. Respondiendo a la cuestión que plantea Millás, creo que ni Garzón ni Iglesias son felices.
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